PROFESIÓN SOLEMNE DE LA HERMANA CATALINA
Cada uno de nosotros tiene una historia de
Salvación, ayer fuimos testigos de un capítulo hermoso de la vida de nuestra hermana
Catalina, que se entregó a Dios por medio de su Profesión solemne. Las personas
que la conocemos un poquito sabemos cómo, tanto su familia como ella son fruto
de un milagro de Dios Padre amoroso, que no ha dejado de mirar por ellos y
cuidarlos, por ello damos gracias al Señor.
Fue
una celebración gozosa, intima, solemne, festiva. Nuestra Iglesia conventual se
llenó de hermanos y hermanas que compartieron con esta Fraternidad este momento
de alegría. Tuvimos el gozo de tener a su familia casi al completo: sus padres,
sus hermanos y su hermana, clarisa capuchina, faltando otra hermana, que también
es religiosa y que no pudo venir. Celebró la Eucaristía Fr. Manuel Tahoces,
ofm, Asistente federal y concelebró el P. José, ermitaño de Pozoblanco junto
con Fr. Arcángel Manzano, ofm, acompañándolos F. Joaquín Rubio, ofm.
El
celebrante la animó a esa entrega gozosa
a Dios, mediante los tres votos, por los que ella se une a Jesucristo optando
por la misma vida de El, el Evangelio, y para que no deje que su corazón lo ocupe
otro que no sea el Señor, la animaba a que se entregue a esta Fraternidad
poniendo todos sus dones al servicio de las hermanas y a vivir el Evangelio al
estilo de Francisco y Clara de Asís.
La
Eucaristía fue acompañada por los cantos que las hermanas habíamos preparado
con Fr. David Ortiz, ofm, Guardián de la Fraternidad de Santa Mª de Guadalupe
en Belalcazar . Las personas que nos acompañaron estaban muy contentas de habernos
escuchado cantar, sabemos que esto les ayudó a entrar en la celebración con el corazón
¡Bendito sea Dios! También las hermanas de Kenya de nuestra Federación acompañaron
la celebración, en algunos momentos, con la sencillez y el colorido de sus
bailes y cantos. Finalmente su hermano nos dedicó unas palabra de agradecimiento
en nombre de su madre, palabras sencillas y cercanas que su madre dedicaba a su
hija animándola también en su seguimientos.
Nuestra hermana Catalina dio
gracias con palabras cercanas y propias
de su experiencia personal, introduciéndolas con un cuentecillo que nos emocionó a todos y que lo
trascribo en estos
renglones: “Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las
pequeñas tiendas del centro de Londres.
Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. “¿Me
permite ver esa taza?” “¡Nunca he visto nada tan fino!” En las manos de la
Señora, la taza comenzó a contar su historia: “Usted debe saber que yo no he
sido siempre la taza que está sosteniendo. Hace mucho tiempo yo era solo un
poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma.
Llegó el momento en que desesperé y le grité: ¡ Por favor...ya déjeme en paz…!
Pero mi amo solo me sonrió y me dijo:.. ”Aguanta un poco más, todavía no es
tiempo”
Después me puso en un horno. ¿Nunca
había sentido tanto calor!...toqué a la puerta del horno y a través de la
ventanilla pude leer los labios de mi amo que me decía:…” Aguanta un poco más,
todavía no es tiempo.” Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un
estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No sé
cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba abajo. Por ultimo
me aplicó meticulosamente varias pinturas...Sentía que me ahogaba…”Por favor
déjame en paz”, le gritaba a mi artesano; pero él solo me decía…”Aguanta un
poco más, que todavía no es tiempo.” al fin, cuando pensé que había terminado
aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora si
pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me
respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi
artesano solo me decía: !Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.
Me pregunté entonces si había
esperanza… si lograría sobrevivir aquellos tratos y abandonos. Pero por alguna
razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano
me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente. Era precioso. Allí
todas las tazas eran maravillosas, verdaderos obras de arte, resplandecían como
solo ocurre en los sueños. No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba en
una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. !No
podía creerlo¡ ¡Esa no podía ser yo! Mi artesano entonces me dijo: Yo sé que
sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura. Sé que pasaste
terribles calores, pero ahora observa tu solida consistencia, sé que sufriste
con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia...y la
pintura te provocaba nausea, pero contempla ahora tu hermosura...Y, ¿si te
hubiera dejado como estaba?
“¡AHORA ERES UNA OBRA
TERMINADA, LO QUE IMAGINÉ CUANDO TE COMENCÉ A FORMAR!”
Al
final de la celebración fue una explosión de alegría propia del Espíritu y
rompimos en abrazos y felicitaciones, bailes y cantos de las hermanas.
Damos
Gracias a Dios por este día y le pedimos la perseverancia de nuestra hermana en
el Seguimiento de Cristo pobre y Crucificado.
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