IV domingo de cuaresma
En estos tiempos que corren decir
que esto ya pasará no es solo una frase bonita sino una realidad, pasará como
todo, pero lo importante es lo que pase entretanto, como vivamos este momento,
me decía ayer una persona: “no he visto tantas tonterías juntas en las redes
sociales como ahora”, y yo le decía por si llevaba razón: “pero no te fijes en
lo malo, en las tonterías, sino en lo positivo, que hay mucho, fíjate en lo
bueno, en toda la solidaridad, en la creatividad que está surgiendo. Vivamos esto
positivamente con esperanza”.
Nos fijamos hoy en los textos que
nos ofrece la eucaristía, la primera lectura con la elección de David. El
hombre y la mujer juzga por apariencias, mientras que Dios ve el fondo del
corazón, Dios escoge al más pequeño, que cosas tiene Dios, “porque la fuerza se
realiza en la debilidad”.
En la segunda lectura nos habla
de ser luz, de caminar en la luz y dejar atrás las tinieblas, denunciar las
malas obras y ponerlas en evidencia para corregirlas, porque toda bondad,
justicia y verdad son frutos de la luz, todo lo que viene del mal nos desanima,
nos entristece, pero la luz nos hace levantarnos, despertar, VIVIR.
En el evangelio nos habla del
ciego de nacimiento que es curado por Jesús, sin lugar a dudas Jesús es el único
que nos salva, es el único que nos lleva a la luz del Padre. Es curioso como Jesús
cura, si lo pensamos podemos decir que tontería, a veces buscamos grandes
manifestaciones, que Dios acabe con el sufrimiento, con la enfermedad, con este
virus…, también en la cruz pudo salvar a su hijo y no lo hizo, porque para eso
estamos nosotros, Dios nos ha dado inteligencia, medios, pongámoslos por obra,
no seamos egoístas, seamos capaces de dejar nuestra vida cómoda y pensemos un
poco más en los demás, vivamos en la luz y dejemos atrás las obras de las
tinieblas y Cristo será nuestra luz.
El Señor es mi pastor, nada me
falta.
Paz y bien hermano/a, que pases
un buen día.