III domingo de Adviento

“Hermanos: Estad siempre alegres”.

Estamos en el III domingo de Adviento o Gaudete (alegría, gozo)

El camino a veces es fatigoso, necesitamos sabernos en las manos del mejor, de nuestro Señor Jesús. Por eso en medio del camino que vamos recorriendo este Adviento resuena en nosotros: “Estad siempre alegres”.

¡Si, la alegría a pesar de todo!, no podemos perder la alegría que nos da el sabernos en buenas manos. La alegría que nos lleva a la esperanza de esperar que algo nuevo va a suceder, si nuevo, aunque todos los años lo celebramos, esperamos la Navidad, esa que no es luces y fiestas… sino esa Navidad en la que nace la Luz y la alegría de la fiesta más profunda que nos llena de gozo y de verdadera esperanza.

El evangelio de este domingo nos invita a ser testigos de esa Luz, o sea, testigos de Jesucristo. No es fácil, en estos tiempos que corren, quizás nunca lo ha sido.

¿Y cómo podemos ser testigos? Pues en el día a día, a veces esperamos grandes acontecimientos y la vida se nos va.

Creo que en este tiempo de pandemia tendríamos que mirar la vida de otra manera, ya no vale pensar tantos en nosotros mismos, sino pensar más en los demás en sus necesidades, saber escuchar, saber consolar, llevar la esperanza y la alegría…, usar la creatividad para hacer siempre el bien, y eso es ser testigo, siempre de la mano de Jesús el Señor, “allanando el camino”. Quizás solo siendo la voz que grita en el desierto, sin creernos ser los mejores, solo siendo testigos humildes del gran Humilde.

 E.L.C.