MI HERMANA SOR PILAR

Hace tiempo que quería escribir sobre mis hermanas mayores, aquellas que han ido manteniendo la luz del Señor, dándole visibilidad al mismo Dios en nuestro Monasterio. Uno de los regalos que tiene nuestra vida en fraternidad es el ir caminando unas junto a las otras en el correr de los años, viviendo juntas todas las etapas de la vida desde la juventud hasta la ancianidad. El Señor va haciendo su obra en cada una y comunicándose siempre por medio de cada una.
Aunque las amo a todas, hoy quiero detenerme en una de ellas, mi hermana Pilar.
Mi hermana Pilar tiene 98 años y si el Señor lo quiere el 18 de marzo del 2010 cumplirá aquí con nosotros 99 años.
Esta hermana ha tenido una vida dura y difícil, es de Palma del Río, y perdió a sus padres siendo ella muy pequeña, quedó sola con su hermana mayor Carmen. Trabajaba limpiando casas, cuidando niños, en la huerta de sus queridos Belén y Junco, a los que aun hoy en día de vez en cuando recuerda.
A la edad de treinta años entró en el Monasterio de Palma del Río, monasterio que se cerró y ella tuvo que separarse de aquellas hermanas a las que quiso y con las que tantos años había convivido.
Mi hermana Pilar vino a Belalcazar, a nuestro Monasterio hará unos 30 años. Cuando yo viene a esta casa hace 12 años, la recuerdo cuidando sus plantas, con un cariño excepcional, tenía unos claveles preciosos, y una diamela (decía ella que así se llamaba) que daba unas flores pequeñitas y blancas que olían muy bien. Ella se las ponía bajo su velo para poder oler a flores todo el día.
Su amor y veneración a María, en su advocación de Ntra. Sra. de Belén, Patrona de Palma del Río, es lo que la ha caracterizado siempre.
Cuando yo la conocí, era una persona silenciosa, que casi no hablaba por no molestar. ¡Y hasta hace cinco años estuvo ayudándonos en la cocina! Y es que nosotras sabíamos que ella era feliz así, y nosotras felices de verla a ella, porque con su compañía teníamos bastante.
Actualmente esta muy viejecita.y “echa polvo”. Se fracturó la tibia, su pierna está encogida siempre, su cuerpo no tiene más que hueso y piel, “transparente” como decía su doctora.
Pero tiene una sonrisa mi hermana Pilar que te llega al alma, y sus ojos son totalmente transparentes y reflejan una luz inmensa. Y como todo misterio no puedo explicar lo que ella transmite cuando te acercas. A veces le da por besarnos y tienes que pedirle que te deje respirar, aunque otras veces también se enfada con nosotras y ¡como grita!.
Sí, amamos a Pilar, Pilar es un regalo para nosotras y cuando pensamos en que un día se irá de nuestro lado, las lágrimas vienen a nuestros ojos.
Ella no puede mantener ya una conversación con nosotras, a veces se pasa el día gritando, hay que hacerle todo. Pero cuanto nos da cada día. Hoy quiero agradecer a Dios el habernos hecho este pedazo de regalo, la vida de esta “personita”, que transmite tanta fuerza y cariño.

GRACIAS SOR PILAR.

Sor Isabel O.S.C