VISITA DE LA ASOCIACIÓN DE MUJERES ZAIDA DE ARJONA

Hoy las mujeres de la Asociación de mujeres Zaida de Arjona ha visitado el pueblo de Belalcázar, visitaron el pueblo con la compañía de Carlos Quintana de la empresa Tureventos después vinieron al Convento para visitarlo, y nosotras fuimos las guías, hemos disfrutado mucho y creo que ellas también, que el Señor las bendiga.   



PALABRA DE BIENVENIDA ASOCIACIÓN DE MUJERES ZAIDA  DE ARJONA

PAZ Y BIEN A TODOS. BIENVENIDOS ARJONEROS!

Daros un saludo muy cariñoso para todas, deciros que para Eugenia y para mí esto es un pedazo de regalo el que venga un grupo de personas de nuestro pueblo a nuestro Convento. Gracias por aceptar   hacer vuestra excursión  a nuestra casa. Gracias a la hermana de Eugenia  a los miembros de la organización de la Asociación. Quiero hacer eco de una canción de cantores de Híspalis de la misa  de la alegría que dice así: “Bienvenido a tu casa vas a estar como Dios. Aquí se habla de amor...” Espero que percibáis la belleza del Señor en este lugar y que os vayáis llenas de alegría y gozo después de nuestro encuentro, yo estoy segura porque desde que esta mañana me desperté experimentaba esa alegría y esa certeza de que Dios iba a hacer posible un día feliz para vosotras.
Buenos nos presentamos somos 12 hermanas, actualmente estamos solo 9 porque tres de ellas están fuera.
Hermanas de diferentes nacionalidades México, Kenya y España. Hermanas que vivimos el crisma franciscano que comenzó a vivir Santa Clara de Asís y que Eugenia y yo personalmente lo conocimos por medio de la Orden franciscana seglar de Arjona particularmente por medio de Manolo Sánchez que fue quien nos invitó a venir a este lugar A partir de ahí comienza digámoslo así una historia de amor entre el convento de santa Clara de la Columna de Belalcazar y los franciscanos seglares de Arjona, Porcuna, Lopera y un montón personas de diferentes lugares que no dejan de venir con nosotras y alimentarse de la espiritualidad que aquí se vive.
Nuestra vida aquí es muy sencilla es una vida de oración,  de amor entre hermanas, de trabajo, de estudio, y de preocupación e intersección por todos los problemas de nuestro mundo y entre ellos por vosotros.
Quiero compartir con vosotras una experiencia propia, un día en el pueblo antes de venirme al convento alguien me digo “no hace falta tanto para servir a Dios”
Y hoy por hoy yo digo hace falta esto y más porque Dios y su obra que son cada una de las personas y entre ellas vosotras se lo merecen todo y se merecen mi vida como un regalo para El y para todos, y así me siento, creo que mis hermanas también  somos una bendición para este mundo, nosotras somos madres, hermanas de todos porque nuestra vida es para vosotros, y otra cosa somos felices y no nos cambiamos por nadie, ni por nada Dios es nuestra felicidad..

Os dejo con Eugenia ella ahora os contará toda la historia de este precioso lugar, y el mismo lugar seguro os hablara al corazón.

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