Domingo XXXIII

 Este domingo el evangelio nos sigue invitando igual que los domingos anteriores a la vigilancia activa, a mantener la tensión, y a no dejarse vencer por la rutina, la comodidad y esta parábola de los talentos añade: la espera, que además de ser vigilante, ha de ser productiva.

También nos anima a ser responsables con el talento recibido, porque si lo guardamos por miedo o comodidad, no produce nada, mi vida es estéril, insípida.

Todos hemos recibido talentos, dones, unos más, otros menos, eso no importa, lo importante es que hago yo con ellos.

¿Los pongo al servicio de los demás?

"¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".