I Domingo de Adviento

Comenzamos el tiempo de Adviento, tiempo de esperar, tiempo de esperanza. Pero ¿Qué esperamos? ¿Cuál es nuestra esperanza?

Yo espero la vida que se nos manifestará la noche del 24 de diciembre, esa Vida que viene en ternura, en pequeño. ¡Sí, espero lo grande en lo pequeño!

Mi esperanza es Jesús, el Señor, la única esperanza que nunca defrauda. Que mantiene mi vida a pesar de todo. Por eso creo, espero y amo o por lo menos lo intento.

La 1ª lectura de hoy nos presenta a Dios como Padre, alfarero y nosotros la arcilla: "todos somos obra de tu mano". La obra que cuida con mimo y que nosotros a veces estropeamos, pero no importa El vuelve a modelarnos, una y otra vez, El es siempre fiel, no se cansa nunca de nosotros somos "obra de sus manos" somos infinitamente amados.

En el evangelio se nos insiste a seguir en vela, ¡Velad! Estad atentos, ¡tenemos que estar atentos a tantas cosas!, y andamos tan despistados, ponemos el corazón en cualquier moda, nos llevan donde quieren, y nos dejamos llevar, y decimos que somos libres, nunca el hombre y la mujer ha sido mas esclavo, que ahora en este tiempo de la historia, nos dejamos llevar por todo...

Pero el Señor nos insiste hoy, ¡Velad! estad atentos nos os dejéis llevar por engaños que no os dan la verdadera VIDA.

Nuestra esperanza puesta en Dios, solo El nos puede dar la verdadera VIDA.

                                                                                                                                                                E.L.C.