II Domingo de cuaresma

 Es este domingo para plantearnos hasta donde llega nuestra obediencia a Dios Padre, el discípulo que sigue al Maestro ha recibido su enseñanza: “Carga con tu cruz y sígueme”, pero no sabes dónde, ni como “porque el Maestro no tiene donde recostar su cabeza”.

La Palabra de hoy desde Abrahán, hasta Jesús nos lleva a creer en un Dios que tiene planes que no entran en nuestra razón, que  no son lógicos, pero tampoco Él es razonable en cuanto a su amor por nosotros.

Nuestra entrega, nuestra obediencia a Él nos lleva a echarnos en sus brazos en todo momento porque Él sabe lo que hace con nosotros y entonces junto a Jesús experimentamos “Tú eres mi hijo, tú eres mi hija” y seremos fortalecidos en el camino.